El desarrollo de internet y las redes sociales ha traído muchas cosas positivas, pero también ha supuesto la aparición de nuevos riesgos para la privacidad e intimidad de las personas. Uno de ellos es la llamada sextorsión o extorsión sexual.

Definición y concepto de sextorsión

El término sextorsión se emplea para definir una forma de explotación y chantaje sexual en el que una persona es chantajeada por otra que posee imágenes suyas de índole sexual. Esta técnica de extorsión suele ser empleada en los servicios de mensajería instantánea, redes sociales o chats.

El chantajista amenaza a la persona con hacer públicas sus imágenes a no ser qué éste cumpla alguna condición. Normalmente, suelen solicitar dinero, algún favor de carácter sexual o la dominación de la voluntad de la víctima. En otros casos, estas amenazas solo responden a razones de acoso constante o victimización sexual.

¿A quién afecta en mayor medida?

La sextorsión se realiza a través de medios como los servicios de mensajería instantánea o las redes sociales, por lo que son los usuarios de estos servicios quienes son más susceptibles de sufrir este tipo de chantaje.

Dentro de los grupos de población que usan estos servicios, los más vulnerables suelen ser los adolescentes o las personas que no tienen mucha información acerca de cómo funcionan este redes de comunicación o los peligros que pueden esconder.

También, destacar que la inmensa mayoría de víctimas de sextorsión son de sexo femenino.

Se podría decir que hay una serie de características básicas que cumplen las principales víctimas potenciales de sextorsión:

  • Personas dadas a tomarse a sí mismas imágenes de carácter sexual o pornográfico.
  • Son poco conscientes de los riesgos que puede acarrear el compartir estas imágenes, principalmente con extraños.
  • A veces consideran el exhibicionismo online como un simple juego, sin reparar en las consecuencias que podría tener.
  • No protegen adecuadamente su intimidad en internet y llegan a facilitar datos privados a otras personas a través de las redes.
  • Son personas cuyo perfil puede ser apetecible para los depredadores sexuales, acosadores, o peor aún, pederastas.
  • Habitualmente no cuentan con ayuda externa, o si la tienen, sienten vergüenza de solicitarla.

Consecuencias de la sextorsión en internet

Las consecuencias de la sextorsión en internet pueden ser de diversa índole.

Por un lado están las consecuencias psicológicas derivadas del chantaje sexual. Intranquilidad, preocupación, desasosiego, ansiedad, depresión, aislamiento, ataques de pánico, etc.

Por otro, están las consecuencias derivadas de las exigencias del chantajista para la no publicación de los contenidos sexuales. Por ejemplo, el chantaje podría suponer un perjuicio económico para la víctima.

También existen consecuencias derivadas del impacto social o familiar que podría suponer la publicación de esas imágenes. En este sentido, la sextorsión puede poner en grave riesgo los derechos a la privacidad, la intimidad o la propia imagen de la víctima.

Por otro lado, en los casos más graves se podrían llegar a extremos en los que se caería en graves delitos, como por ejemplo, que el extorsionador obligue a las víctimas a producir contenido sexual para distribuirlo en sus círculos, incluso pornografía infantil.

Técnicas, métodos y formas de sextorsión más empleadas por los extorsionadores

El método más empleado por los chantajistas sexuales es buscar una víctima a través de redes sociales, chats onine, servicios de mensajería instantánea u otras plataformas como chatroulette y Omegle.

Comenzarán por mostrarse amables y comprensivos e ir tejiendo una relación de confianza con la potencial víctima. Generalmente elegirán a menores de edad o a personas que se muestran abiertas a la comunicación.

Una vez que se han ganado la confianza de la víctima, comenzarán a elevar las conversaciones hacia una temática más sexual, acortando cada vez más la distancia personal entre víctima y extorsionador.

Llegados a cierto punto, el chantajista solicitará a su víctima imágenes de índole sexual, además de algunos otros datos personales que pueda utilizar en el futuro para el chantaje. Si la persona accede a enviarle este tipo de fotografías, habrá caído en sus redes.

Desde ese momento el comportamiento del sextorsionador cambiará totalmente y empezará la fase de chantaje. La víctima descubrirá que su interlocutor no solo no tenía buenas intenciones, sino que le empieza a amenazar con hacer públicas las imágenes o vídeos a no ser que ceda a sus exigencias.

Otra de las formas de sextorsión es el hackeo de los dispositivos de la víctima. El extorsionador introduce un malware en el ordenador o el teléfono móvil de la víctima, a través del cual tiene acceso a este tipo de archivos.

Es decir, los sextorsionadores pueden acceder a las imágenes de índole sexual tanto si la víctima se las entrega voluntariamente, como accediendo a su equipo de manera ilegítima.

Sextorión vs Sexting. ¿En qué se diferencian?

El sexting es la práctica de enviar imágenes o vídeos de carácter sexual a través de las redes sociales o servicios de mensajería instantánea. Los que más la practican son los adolescentes entre 12 y 16 años.

El sexting es una práctica que puede acarrear una gran cantidad de riesgos. Nunca se sabe cuál va a ser la difusión de esas imágenes, y podrían llegar a manos no deseadas.

Por tanto, el sexting solo define a la práctica del intercambio de imágenes sexuales, pero la sextorsión consiste en el uso de esas imágenes para realizar chantajes.

Sextorsión vs Grooming

El grooming consiste en una práctica mediante la cual un adulto busca ganarse la confianza de un menor a través de internet para conseguir favores de índole sexual. Para ello, es frecuente que el adulto se haga pasar por menor de edad, ocultándose en el anonimato que proporciona la red.

Entre esos favores se encuentra que el menor realice sexting, esto es, que le pase imágenes de índole sexual. Pero si el groomer quiere ir más allá puede desembocar en acoso o chantaje sexual.

¿Es un delito?

El Código Penal español no ha incluido la sextorsión como delito, pero sus características si permiten incluir esta práctica dentro de otros delitos tipificados, como el chantaje, la extorsión, corrupción de menores, abuso sexual, delitos contra el honor, la intimidad y la propia imagen, explotación sexual, interceptación de comunicaciones, revelación de secretos o distribución de pornografía infantil, entre otros.

A este respecto, el artículo 1263 del Código Civil señala que cada persona puede hacer lo que quiera dentro de su ámbito privado, siempre y cuando «no haga daño a otras personas ni se encuentren involucrados menores de edad o personas que sean incapacitadas o no tengan plenas capacidades para poder dar su consentimiento«.

Datos sobre sextorsión en España

Es complicado hablar sobre datos de sextorsión, porque una gran mayoría de las víctimas no denuncian estas prácticas por miedo o vergüenza. De hecho, se calcula que solo 3 de cada 10 víctimas de sextorsión lo denuncian.

Pero valga un dato como ejemplo de que esta práctica es mucho más frecuente de lo que se cree. Entre enero y febrero de 2021, la empresa de antivirus Avast bloqueó más de medio millón de ataques de este tipo en todo el mundo, de los cuáles 36.000 fueron casos de sextorsión en España. En tan solo un mes.

Consejos para evitar la extorsión sexual en internet

Para evitar la sextorsión es fundamental conocer los riesgos de las nuevas tecnologías y hacer comprender a las nuevas generaciones de los peligros que estas prácticas pueden llegar a generar: A continuación te mostramos algunos consejos sobre cómo prevenir la sextorsón:

  • Intenta no relacionarte con gente desconocida en internet o, al menos, no le facilites datos personales ni contenidos privados.
  • Evita que terceros tengan acceso a contenidos de índole sexual, ya que nunca se sabe la difusión que estos pueden alcanzar o el uso que van a hacer de ellos.
  • Investiga acerca de los métodos que los extorsionadores sexuales suelen emplear para acceder a los datos privados de las víctimas.
  • Utiliza programas antimalware que puedan detectar y eliminar archivos maliciosos que puedan suponer un riesgo para tu privacidad.
  • No uses la webcam o tápala cuando chatees con desconocidos.
  • Si eres padre o madre, educa a tus hijos en el uso responsable de internet y háblale en confianza acerca de estos peligros.

¿Qué debo hacer si soy víctima de sextorsión?

Si estás siendo víctima de sextorsión, no dudes en comunicárselo a tus padres o tutores.

¿Dónde denunciar la sextorsión? En la Policía, la cual procesará el caso a través de su departamento de delios telemáticos.

Se recomienda guardar todos las pruebas posibles para demostrar que se está siendo víctima de un chantaje sexual.

Los expertos también recomiendan no ceder nunca a los chantajes del sextorsionador, ya que es probable que la extorsión no termine una vez que se han cumplido sus exigencias.

También se recomienda vencer la vergüenza y hacer público que se está siendo víctima de una sextorsión. De esta manera se elimina el principal as en la manga de los extorsionadores, que usan el temor de la víctima y su silencio como vehículo para el chantaje.

Casos de sextorsión más conocidos

No solo los menores de edad son víctimas de sextorsión en internet. Hay multitud de personalidades famosas que han sido víctimas de este tipo de chantajes por parte de ciberdelincuentes que hackean sus dispositivos.

Uno de los casos más conocidos es el de Bella Thorne. La actriz y cantante fue víctima de extorsión por parte de un atacante que había conseguido hackear su dispositivo y había accedido a material íntimo. La actriz no solo publicó en su cuenta de Twitter que estaba siendo víctima de extorsión sexual, sino que además publicó ella misma alguna de estas imágenes en OnlyFans, con lo que no solo consiguió rédito económico, sino que le quitó al extorsionador el motivo para hacerle chantaje ya que ella misma se encargó de hacer públicas las imágenes.

Muchas otras celebridades han sido víctimas de sextorsión, caso de Scarlett Johansson, Jennifer Lawrence o Kate Upton. Estos ejemplos sirven para ilustrar que nadie está a salvo de los ciberdelincuentes y que toda precaución es poca a a hora de preservar la intimidad y la propia imagen.

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