El mundo hiperconectado en el que vivimos ha traído el problema de la ciberseguridad a un primer plano. Y no es para menos, el coste combinado de este tipo de ataques cibernéticos alcanza, ya a día de hoy, cifras billonarias. Se trata, de hecho, de una de las prácticas ilegales más lucrativas que existen. Y, lo que es más importante, a medida que nos internamos en la era de la digitalización, es una amenaza que no tiene vistas de mitigarse, sino más bien al contrario. Esto ha llevado a las empresas de todo el mundo —y en particular a las de software, que son las que trabajan más insertadas en el entorno digital— a buscar estrategias y empezar a poner medidas para evitar los agujeros de seguridad en sus compañías. ¿Cómo lo hacen? Vamos a verlo.
Herramientas para la ciberseguridad
La importancia de contar con una estrategia de ciberseguridad en un mundo como en el que vivimos, sobre todo si una buena parte de nuestras actividades se hacen ya digitalmente, es esencial. La primera fase de la solución o la respuesta a un ciberataque es una estrategia eficiente de identificación y análisis de las amenazas. Para lograrlo, las empresas suelen poner en marcha toda una maquinaria de defensa que puede estar más o menos diversificada.
Algunas de las opciones de seguridad más conocidas pueden incluir el uso de software antivirus (que ofrecen herramientas adaptadas en relación con la detección de malware y el aislamiento de dispositivos infectados); firewalls perimetrales de seguridad (que puede servir para tareas como inspeccionar el tráfico web, identificar usuarios o bloquear accesos no autorizados, entre otras medidas); servicios proxy (que actúan como intermediarios entre las conexiones del navegador e internet, filtrando los paquetes entre ambos y permitiendo establecer un sistema de autenticación que limite el acceso a redes externas); sistemas de cifrado de punto final (también conocidos como end point disk encryption, que es un proceso de codificación de datos que protege a los sistemas operativos en caso de instalación de archivos corruptos); o los escáneres de vulnerabilidades (que, esencia, son softwares que se dedican a detectar, analizar y gestionar los puntos débiles de un determinado sistema desde dentro).
Ayuda experta en ciberseguridad
Una opción que toma cada vez más presencia es la de recurrir a expertos en ciberseguridad para mitigar las amenazas. Esto puede hacerse por dos vías.
La primera es la contratación de un experto, o grupo de expertos, de seguridad in-house, es decir, que trabajen dentro de la propia empresa, que conozcan los sistemas detallada y completamente, y que puedan responder de manera rápida, flexible y ágil a las posibles fallas que los avances de los ciberdelincuentes puedan explotar.
Otra estrategia, quizás menos conocida, pero que está ganando cada vez más popularidad entre los desarrolladores de software y proveedores de servicio es la de los programas de Bug Bounty, como el programa que ha puesto en marcha ExpressVPN. Esto no es otra cosa que un programa de recompensas por el descubrimiento de errores o vulnerabilidades que premian a hackers externos a la empresa por descifrar y reportar errores de software.
Muchas veces, estos programas se incorporan a otras estrategias de seguridad, como las auditorías internas de código para completarlas y complementarlas. Se enmarcan dentro de una estrategia de gestión de vulnerabilidad más amplia y multidisciplinar por las que empresas de la talla de Google se han decantado.
Otras soluciones para reforzar la ciberseguridad
Además de esto, hay una serie de tendencias que también aportan un blindaje cada vez más necesario frente a las amenazas de ciberseguridad. Muchas son relativamente nuevas, pero cada vez están más extendidas. Una de ellas es la creación de estrategias de seguridad en la nube. Otra es el foco en la protección de datos personales. Otra es el uso de tecnología blockchain para funciones de autenticación y acceso.
En definitiva, las empresas de software, y aquellas que han apostado por la digitalización, recurren no solo a herramientas de detección para evitar los agujeros de seguridad, sino también a soluciones que permiten identificar de manera temprana estos agujeros y, por tanto, prevenir aquellas vulnerabilidades que pueden convertirse en vectores de ataque, adelantándose así a los ciberataques, reduciendo el impacto negativo que estos pueden tener para la empresa y el negocio en su conjunto.